Cuando hablamos de quienes padecen obesidad, generalmente tendemos a limitar nuestra visión con frases como “deberían tratar de comer menos”, “si hicieran un poco de gimnasia” o “hay que esconderles la comida”, palabras un tanto hirientes que, si bien tienen algo de cierto, no reflejan el problema en forma global.
De acuerdo a recientes estudios llevados a cabo en el Reino Unido, algunas personas han desarrollado una variación en el gen FTO y por ello poseen mayor cantidad de la hormona del apetito, denominada ghrelin, en el torrente sanguíneo.
El gen FTO se halla en el cromosoma 16 y está ligado -de acuerdo con estos estudios- a la obesidad humana. Las personas que desarrollan una variación en este gen, que se calcula es una de cada seis personas, tienen un 70% más de posibilidades de ser obesos.
Además de una mayor cantidad de esta hormona en su sangre, ellos desarrollan una sensibilidad mayor hacia esta hormona a nivel cerebral.
Con esta nueva evidencia, podemos ahora entender por qué las personas con tendencia a la obesidad se ven impelidas por fuerzas internas a comer cantidades de alimentos que para una persona común sería inimaginable poder asimilar.
Este descubrimiento se hizo a partir del estudio de muestras de sangre luego de que la persona ha ingerido alimentos, en conjunto con imágenes cerebrales por resonancia magnética y estudios histológicos orientados a estudiar la producción de la “hormona del apetito” a nivel molecular.
¿Qué Hacer Mientras Aparece un Medicamento?
Estos estudios guiarán los pasos de los investigadores hacia una medicación que pueda contrarrestar la superproducción de la hormona, pero mientras esto sucede, podemos poner en práctica algunas conductas:
Hacer una dieta alta en proteínas.
Procurar un buen descanso con horas de sueño suficientes.
Incrementar la producción de leptina.
Comer menos cantidad de alimentos pero con más frecuencia.
Aunque algunos estudiosos de temas relacionados con la obesidad sostienen que la variación del gen FTO explica sólo una parte del problema, todos están de acuerdo en que esto es “un importante paso adelante” en el tratamiento de la obesidad.
Considerada una enfermedad, la obesidad está creciendo a niveles alarmantes a nivel global, tanto en países subdesarrollados como aquellos desarrollados. La principal preocupación está centrada en la relación entre este desorden y las consecuencias que genera, como enfermedades cardíacas, la diabetes y ciertos tipos de cáncer.
De acuerdo a las cifras estimadas por la Organización Mundial de la Salud, al menos 2,8 millones de personas mueren por año debido al sobrepeso y la obesidad y más de 40 millones de niños menores de 5 años tienen sobrepeso.
El desafío para las empresas farmacéuticas es lograr medicamentos que sean efectivos en el tratamiento de la obesidad. En Estados Unidos y luego de diez años de investigación, la Food and Drug Administration ha aprobado dos nuevos medicamentos para combatir la obesidad y hay varios otros que vienen en camino.